domingo, 16 de diciembre de 2012

Improperio


Joder, qué suave eres
cuando eres elocuente.

Y qué
rematadamente bonito eres desde arriba.
Y
qué jodida belleza tienes
en
mi regazo.
Y tus
abrazos lascivos
son tan groseros en tu dulzura que mi boca se llena de besos
y
dulcerías
basadas en un : ¡joder,
qué jodidamente bonito eres en horizontal!

Será el alcohol
de tus glándulas de
fresa,
será el licor
de
tu
coherente torpeza,
será la muerte de tu último
suspiro
lo que me lleva a morir despacio crucificado por tus miradas prohibidas.
Suicidio tan
hermoso en tus caricias
obscenas...

Muerto por el rayo de los versos no cantados,
tan cerca de
mi
tumba de ensueño,
¡que me entierren en
 tu pecho!
que después de ir al cielo
morir ya no causa ni
el más mínimo miedo.


2 comentarios:

  1. Pues ya lo dices tú misma a morir que son dos
    días y pasado el miedo, a descansar en tu pecho.
    Un abrazo y bonita tu poesía que terminas de
    forma magistral.

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  2. Gracias por estar siempre atento a mis versos.
    Recién empezado el blog y con tantos miedos e ilusiones recorriendo cada entrada me causa tanta alegría
    leerte. Te lo agradezco mucho, de verdad.
    Un abrazo enorme.

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