viernes, 21 de diciembre de 2012

Desenlaces y temblores




Toda rosa pierde su intenso color,
todo huracán acaba siendo soplo,
todo río desemboca en su final
todo dolor se calma con el tiempo.

No hay duda del sendero,
de que la vida es vida y es muerte,
de que los silencios son necesarios
tanto como las palabras.

No llegar a florecer,
marchitando luego, despacio,
tranquila, ya menos rosa, ya menos roja;

no ser ojo y después ser calma
aterrizando en cortina de lágrimas
por haber sido;

no llegar a ser curso
para después ensancharme
en desembocadura;

no sentirme morir
de manera diferente
a como se muere en un pecho,
para un día recordar en sintonía
con una carcajada furtiva
que hay más después de todo.

Y es que no le temo a la muerte,
lo que realmente me sobrecoge,
me asusta, me amedrenta,
estremece,hiela, espanta
acobarda, paraliza,aterroriza,
es no llegar a la vejez.

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