lunes, 10 de diciembre de 2012

Viaje a través del tiempo.


Vuelvo a inventar
de las cenizas llamas
y viajo creando,
con la única herramienta encontrada,
una máquina del tiempo.

El reloj más patriótico, a lo lejos,
y más cerca que ninguno, mientras tanto
se distancia con su contoneo reiterado.

Vuelvo a mi labor,
no sin esfuerzo.
Otros recordarán mejor,
con grises aparatos
aparatosos y eficaces,
útiles y callados.

Con la mía viajo lento
a ilusiones completas.
Vida. Y aun te siento,
y de seguro dejaré,
de esta forma, con este empeño
desinteresado, ingenuo,
que abre los ojos al mundo
y viaja sin miedos,
con el espíritu valiente
del lugar a donde llego.

Y una estela de vida
devuelve la risa a su hogar,
repleto de astros,
a mi cuna esférica
plagada de pecas misteriosas.

Un viaje tan suave
como el hielo que escarcha
el corazón de las manos
y las inventa inservibles
y aun así las reconforta,
las cuida, las mece, y ellas maman.

Mi querido desamparo
en desierto de cenizas
impulsadas por el viento
cálido de la nostalgia,
a mi viaje frío y suave
bajo la mirada de este cielo dormido
que tiembla, emocionado.

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