domingo, 2 de diciembre de 2012

Y después: "pase".

Sillas respirando muerte,
enfermedad,
cargadas de hastío 
como si, tristes, estuvieran 
descansando por primera vez 
en muchos años.

Las paredes sonrientes,
vestidas de fiesta esconden
un corazón roto,
lágrimas blancas de desconsuelo,
muerte en lo más profundo
de sus entrañas de yeso.

Pero hoy sonríen,
más verdaderas que nunca,
porque las sillas descansan
y alguien las mira después
de décadas sin ser miradas.

Y el murmullo constante
del silencio susurra...
"gracias".

Un sabio feliz de vida
saludó, sonriente,
solo por descubrir
que las paredes, aun disfrazadas,
son, esta tarde, diferentes.

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