domingo, 27 de enero de 2013

ANDANTE CANTABILE

(Encuentro entre dos manos)
- Buenas noches,  encantada.
- Buenas noches, te buscaba.
 
Comenzaron con un rezo a la simetría,
diferentes piezas que se transformaban
paseando por Chopin y su melodía
en cosquilleo paralelo de caricias.

Tras esto se abrazaron
cuatro y cuatro, uno y uno,
completando cada hueco
hasta ser único puño.

Continuaron, sigilosas,
Chopin se trocó en pasos,
presurosos y pausados.
Destino: la habitación.

Entonces los que fueron uno
se giraron, frente a frente,
y los otros fueron cayendo,
poco a poco hacia los huecos,
conquistando, uno a uno
hasta poder parar el tiempo,
si eran zurdos, ahora diestros.

Los pasos se suavizaron
cambiando al disfraz de suspiro,
suspiros desesperados,
mientras una de ellas giraba
apoyando su espalda en el pecho,
y la otra, al acecho,
penetró por cada hueco
que encontró libre de ellos.

Se encogió la ya girada,
extasiada por su abrazo,
y apretó, vigorosamente,
los dedos a su regazo.

Correspondió la otra a su impulso
y bajó por su costado,
trepando muy suave luego,
hasta convertirse en su manto.


Los suspiros muy agitados,
mucho más que desesperados,
agudizaron el vaivén de los abrazos
...y cinco solo eran cinco.

De pronto algo cambió,
la buscó desesperada,
mirando por la candela
que con la luz apagada
recogió desde sus ojos
...y la atinó sentada,
sobre sus piernas risueñas,
trepó por entre las mantas
y supo donde se hallaba.
Sin moverse de su lado,
la acompañó hasta el alba,
por todo los viajes lejanos
que entre sus dedos planeaban.


viernes, 25 de enero de 2013

Fuiste "casa".


<< Verte desnuda
o comprender el hueco de las manos,
no tengo miedo, amor, porque te quiero,
me gustas con las luces encendidas (...) >>
L.G.Montero


Al pisar mi suelo de alquiler,
fue más su suelo que ninguno,
y sus pies se entrelazaron
con el mármol amarillento.

Sus manos al abrir la puerta
sintieron que habrían la suya
después de años sin tener una
esta fue más propia que nunca otra.

Mi luz era de sus ojos
como el Sol lo fue de sus pasiones,
reflejado en la Luna,
reflejada en mi risa silenciosa.

La música que le calmaba
de mi elección cabalgó a su alma
él clave, yo pentagrama,
solfeábamos armónicas miradas.

Mi cama era su cuna 
y mi pecho sirvió de almohada,
los besos fueron canciones
para soñarnos hasta el alba.

Nunca sintió como suyo
tanto algo, hasta mi casa.

Que no era mía, 
ni suya, mas sí de nuestras nostalgias.

Y yo la sentí más mía 
que ninguna madrugada,
mi cigarro eran sus versos
y sus versos eran casa.

Él durmió sobre mi pecho,
yo tan solo lo miraba.


The Swan

http://www.youtube.com/watch?v=FSE76MqZL-c


miércoles, 23 de enero de 2013

Lo que fue y no fue y no ha sido.


Quédate frente a mí,
voy a fotografiarte, 
quiero llevarme el recuerdo,
tengo miedo de olvidarte.
De que mi estúpida mente
no sepa cómo buscarte
y se desvanezca tu risa
y tu lunar ya no encuentre
y que esta forma en que miras
ya no logre estremecerme.

Déjame fotografiarte,
no quiero, mi amor, perderte.



Salió del mar, con el vestido mojado
y el calor de la mañana, disimulado,
goteaba hacia el suicidio
por sus pies, desnudos, agitados.

Los zapatos presumidos se escondían,
por sentir vergüenza ajena,
bajo las arrugadas huellas
que por sus manos surgían.

La noche era de ella, de ella y de su Luna
pero recién conocida, una mirada de cuna
volvió a su reciente camino
que hacia el descanso buscó.

Y rieron en tantos idiomas,
que volver a recordarlos no pudo
y se besaron sin pensarlo,
sin pedir permiso alguno,
satisfaciendo el ruego que sus pupilas
crearon, en aquel, su nuevo mundo.

Se abrazaron cuando el Sol les recordaba
que pronto se mirarían por millonésima vez
y por tantas otras veces que volvieran a querer
mirarse, y verse, y hablarse...
aun sin permiso obtener.

Y la siguiente mañana
pensó que todo fue sueño
y jamás confío en lo prometido,
porque había aprendido
bajo frustraciones de sueños inventados
con las palabras, que el amor,
no llegaría sin permiso.

Pero llegó, y volvió de su realidad inventada
y vio que había vuelto
mas no encontró a nadie
esperando su llegada sin permiso.
Le había dejado un suspiro de las vivencias soñadas
y supo que fue realidad, ¡por qué no lo supo antes!

El año siguiente transcurrió entre falsa realidad
y sueños realizables , viajando bajo su mirada
impertinente, enamorada.
y para hacerlo, no le pidió permiso a nadie
más que a sus ojos, que seguían intactos
en el marco gris de su nublada certeza.

Pero cada día fue menos intensa aquella certeza,
y más real la falsa tragicomedia, los estudios, otros besos,
caricias bajo permiso, nostalgias aparentadas.
fue menos real la certeza de que estuvo equivocada,
y más viejo el regalo para que le recordara.

Fue que confundió entre sombras
los sueños con las pisadas
y pensó que no existía, como aquella otra mañana,
porque ya solo decía cosas que no demostraba…

Y empezó a amar menos
a esas manos que le hablaban,
y empezó a pedir permiso,
una obra interpretada.

Pero siempre tuvo claro, que esos ojos que la miraban
sin permiso, hacía un año
le dijeron que la amaban.
Lo que fue y no fue y no ha sido.
Y vivía, y recordaba…
y luego temía, y soñaba...
Hasta que llegó el olvido.

O al menos, lo aparentaba.

lunes, 21 de enero de 2013

La vie en blanc




Fue la ciudad del amor
en una escapada invernal
cuando quiso demostrar
el porqué de su renombre.

Se vistió toda de blanco
empapada del reflejo
de cúpulas y esculturas
que la miraban de lejos.

El Sena muy dulcemente,
sin perder ningún detalle
atónito la observaba,
llorando de tanto amarla.

Los negros cuervos cesaban
sus graznidos al posarse
y esta los arropaba
con sus dorados encajes.

Por sus oídos corrían
pianos y otros cantantes
y sus dos piernas crecían
en forma de Notre Dame.

El cabello encanecido,
siendo de bellos ramajes,
caía entre los caminos
debajo de su ropaje.

Se vistió toda de blanco,
quería justificarse,
un rostro así de perfecto
no necesita ropaje,
pero gracias, París linda,
fue todo un placer amarte.

martes, 15 de enero de 2013

Entre dos aguas


También sentada entre dos aguas,
el oído pendiente de la carrera,
la línea de meta imperceptible
desde esta vista desolada.

La desolación llega en la noche
tranquila pero ruidosa,
con los pies descalzos
y el murmullo de la corriente

le provoca, y no descansa,
y quiere ser la primera
en llegar a ningún sitio.
Pero esta no es tu carrera.

¿Por qué no dejas de cantar
si la meta no es la tuya
y jamás alcanzarás
el descanso del atleta
que se logra con el mar?

" Los suspiros son aire y van...
las lágrimas son agua y van..."

Pero tú, testaruda,insensata, tú
¿a dónde vas?


Demasiadas preguntas para diecisiete años,
demasiado pocas para llevar diecisiete años vivo.
Que la corriente no es aliada de los caños
si ,sumisos valientes, confían en navegar al contrario.

domingo, 13 de enero de 2013

EL MIEDO


El miedo a los seis años
era un cuarto lejano,
un recinto sellado y tenebrista
con prestigio de infierno
y un viejo sin edad
que dormitaba junto a un perro agónico,
bajo los soportales;
a los doce su miedo
habitaba en los libros,
igual que fotogramas de holocaustos.
El miedo en la veintena
fue aquel tiempo confuso
de amarse bajo el cielo,
ese rumor de trenes que enlazaba
la ausencia y el deseo;
a los cuarenta y ocho fue su miedo
un espacio interior, claudicaciones...

Tuvo más miedos: al cumplir cincuenta,
a los setenta y tantos,
cuando no tuvo edad
y en una larga noche,
asmática y feroz,
apareció en la sombra encanecido
aquel miedo inasible de seis años.

José Luis Morante

sábado, 12 de enero de 2013

Duende

Duende que paseas
impasible ante los bosques
y buscas hadas fugaces
si Miedo ves que te acecha.

Duende que cantas tranquilo
cuando nadie te está mirando
y provocas temblores y brisas
de felicidad y amor por la vida.

¡Ay , Duende! tus versos
son tan efímeros e intensos...
¡Ay, Duende! tu abrazo
es mi escudo más preciado.

No te vayas nunca, Duende,
que los años no te puedan,
que con arrugas seas joven
y el temblor sea tu firmeza.

Duende que paseas
adornando los bosques
con los saltos de tus pies,
no te vayas de mi vida,
te lo ruego, quédate.

miércoles, 9 de enero de 2013

Nostalgias


Cuando las tardes eran noches
y las mañanas se aprovechaban,
los crepúsculos solo un aviso
y noche era solo el cinco.


Los cuentos eran un mundo,
el nuestro, y los dibujos
nosotros mismos,
siempre sedientos de todo.


Siempre queriendo más
sin conformarnos con menos,
llorando sin avergonzarnos
y riendo cual tierna rutina de ensueño.

Pero que corto es el tiempo
de vivir soñando con todo,
de no saber que son sueños
porque entonces tan solo somos.