Duende que paseas
impasible ante los bosques
y buscas hadas fugaces
si Miedo ves que te acecha.
Duende que cantas tranquilo
cuando nadie te está mirando
y provocas temblores y brisas
de felicidad y amor por la vida.
¡Ay , Duende! tus versos
son tan efímeros e intensos...
¡Ay, Duende! tu abrazo
es mi escudo más preciado.
No te vayas nunca, Duende,
que los años no te puedan,
que con arrugas seas joven
y el temblor sea tu firmeza.
Duende que paseas
adornando los bosques
con los saltos de tus pies,
no te vayas de mi vida,
te lo ruego, quédate.
Ese duende nunca te abandona, porque está instalado
ResponderEliminardentro de ti, y como está tan cómodo no tiene ganas
de irse. Bonita poesía a un personaje que todos
queremos a nuestro lado.
Un fuerte abrazo
Lo has captado a la perfección.
ResponderEliminarEspero que sea cierto y nunca
me abandone.
Un abrazo.