Qué
bonito el brillo
de esos sueños que en
la lucha del tiempo sobreviven.
Divisé,
lejano
y transparente un velero, canosa melena al viento, que
recorría ríos de arrugas y lloraba, bajo el amanecer de la piel.
Cubría
la
noche las frías emociones del día y suspiraba el Capitán,
rendido ante el beso del viento. Me miraba, desde lejos, el Levante
le susurraba historias de otros navegantes, de otros sueños
que, aturdidos bajo el canto de las sirenas, en el
fondo
del
mar
perecieron.
No te extingas, me decía, lejano y transparente. Una lágrima ancló
en puerto arenoso y desde el viento me envió su beso. Qué bonito el brillo
de los sueños en sus ojos, sobreviviendo al tiempo, rumbo al horizonte,
en soledad, al abrigo de la luna. Divisé, lejano y transparente,
un velero,canosa melena al viento, que recorría ríos
de arrugas y lloraba bajo el amanecer
de la piel.
Me han encantado los ríos de arrugas.
ResponderEliminarFíjate si me habré dejado arrastrar por tus versos, que me ha parecido ver un velero caligramático en tu poema. Debe ser el vino, la poesía no me produce alucinaciones.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Me alegra ver que sigues pasándote por aquí, es todo un honor.
ResponderEliminarAhora que lo dices a mí también me ha parecido verlo. Debe ser la poesía, el vino no me alucina producciones. Digo, debe ser el vino.
ResponderEliminarGracias por seguir viniendo por aquí, tengo poca constancia ahora y se agradece ver que sigues cerca (aunque fuera cosa del vino). Un abrazo fuerte.