miércoles, 12 de junio de 2013

Mi historia de la fidelidad.


" (...) Romeo y yo teníamos diferencias, claro que las teníamos, pero ninguno nos sentíamos orgullosos discutiendo y los silencios incómodos solían desaparecer bajo el arrepentimiento de la mirada de alguno de los dos. Y las reconciliaciones eran parte de nuestro gran amor al igual que esos silencios. 
Una de las pocas discusiones ruidosas que recuerdo tuvo el titular de “melodía y letra o letra y melodía”. Yo le aseguraba que para componer había que hacer primero la melodía de una canción y después la letra ya que la melodía era la parte esencial del sentimiento, si utilizabas un violín provocarías un sentimiento que la batería jamás lograría y al contrario. Él pensaba que la letra era lo importante, un violín tiene que tocar de una determinada forma si desea decir “adiós” y de otra si lo que desea es saludar. 
Nos metimos de una manera tan intensa en nuestro punto de vista que comenzamos a lanzarnos los argumentos a un volumen excesivamente alto. Él cogió papel y lápiz y escribió un pequeño poema de cuatro versos. Yo me senté al piano y compuse una breve melodía. Él cogió su guitarra y puso música a sus versos. Yo cogí mi libreta y escribí la letra de mi melodía. 
Romeo estaba terminando su creación cuando llegué casi corriendo a su lado para tirar de él hasta el piano y enseñarle mi canción. Recuerdo mi sorpresa cuando empezó a reír muy fuerte. Le miré sorprendida y él se alejó tranquilo hacia la alberca, donde estaba su guitarra y terminó su composición. Me senté relativamente cerca suyo a escuchar lo que hacía y también se me escapó una sonrisa. Luego mezclamos las sonrisas, el piano, la guitarra, ambas letras y nuestros cuerpos. 
Fue una de las pocas veces en las que no comenzamos con una canción de tango (...) "

Fragmento- Mi historia de la fidelidad.
2013.